50 años desde Kennedy hasta los Indignados


Lo primero que quiero escribir hoy es que (tal y como es mi costumbre)… no quiero escribir sobre política, o al menos sobre el componente político que pueda caracterizar al recientemente nacido en la Puerta del Sol de Madrid y ya internacional, movimiento de los “Indignados” (o del 15-M).

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define la Indignación (del latín indignatĭo) como…

“Enojo, ira, enfado vehemente contra una persona o contra sus actos”

…lo cual nos indica que este comportamiento suele manifestarse en las personas y siempre apunta contra otras personas.

De ser así (que lo es), la Indignación forma parte de ese tan singular grupo de manifestaciones humanas que se caracterizan por la identificación de los errores en los demás sin detenerse a observar los propios. La realidad nos certifica a menudo nuestra ancestral maestría por identificar la paja en el ojo ajeno sin percatarnos de la viga que obstruye el nuestro. Y aunque etimológicamente no sea así, el término Indignación debería contener una acepción (”Auto-Indignación”) que también lo vinculase a uno mismo, definiendo el saludable ejercicio de la humildad en el reconocimiento de los propios errores y áreas de mejora personal.

Los Indignados representan en la actualidad a una tipología de colectivo “anarco-laico-protestante” que no es nueva y que, de todas sus múltiples versiones, fue su estandarte la del Mayo Francés del ´68. Su característica más definitoria es la búsqueda de un mundo mejor desde la Utopía (del griego ο, no y τπος   o lugar que no existe)  y que la R.A.E. asimismo define como…

“Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación”

Soy consciente de lo mucho que es necesario cambiar para mejorar nuestra sociedad y de que los cambios en ocasiones precisan de sonoros y decididos impulsos que desgraciada y frecuentemente suelen fracasar, tanto por la errónea elección de las vías reivindicativas como por la confusión en la comprensión de su verdadera factibilidad.

Es indudable que toda organización humana de índole política, empresarial, religiosa, deportiva, etc. para su eficiente desarrollo y perfeccionamiento requiere de la clara identificación de sus problemas y de la consecuente aportación de soluciones. Pero de soluciones posibles en su realidad circundante, de soluciones y objetivos S.M.A.R.T. (Específicos-Medibles-Alcanzables-Realistas-Temporalmente fijados) que ciertamente puedan aportar contribuciones aplicables y válidas a situaciones que siempre suelen ser mucho más complejas de lo que epidérmicamente puedan aparentar. Para avanzar eficazmente hacia la mejora siempre será imprescindible realizar un esfuerzo por concretar ”smartinamente”.

Creo sinceramente que la Indignación debería convivir con la Auto-Indignación pues no suele ser frecuente que al identificar problemas socio-económicos nos preguntemos sobre como nosotros mismos podríamos contribuir personalmente a su resolución, dado que hacer descansar la responsabilidad de encontrar las respuestas en los demás sin duda es mucho más cómodo y sencillo que la única formulación de las preguntas.

En este sentido, quiero recordar aquellas ya cincuentenarias pero todavía hoy vigentes palabras de J.F. Kennedy en su famoso discurso de investidura en 1961, cuando afirmó…

“Pregúntense, no lo que su país puede hacer por ustedes, sino lo que ustedes pueden hacer por su país” 

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

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