Más allá de la Comunicación


Todos se comunican, pocos se conectan” es el último libro de John C. Maxwell, el célebre autor de más de 50 títulos sobre management entre los que destaca su éxito de ventas mundial “Las 21 leyes irrefutables del liderazgo”.

El Dr. Maxwell en esta ocasión desarrolla una atractiva teoría que apunta directamente a uno de los pilares actuales de la sociedad del siglo XXI: la comunicación. Su teoría defiende la existencia de un nivel superior y más eficiente a la comunicación que denomina “conexión”, diferenciándose esta de aquella por un sencillo paradigma: Mientras que la comunicación se establece pensando en uno mismo, la conexión solo tiene lugar cuando se piensa en el interlocutor. Es decir, la interlocución conectiva entre las personas solo es posible desde la empatía mientras que la comunicativa no necesariamente, lo que posiciona a la primera en un ámbito más elevado de efectividad.

Por tanto la conexión podríamos definirla como “comunicación + empatía”, combinación de cualidades que solo acontecerá si un mensaje cumple estos tres requisitos:

      1. Que incorpore confiabilidad en el emisor: nada es creíble si no es confiable.
      2. Que denote preocupación por el interlocutor: el interés por los demás, además de sentirse, debe explicitarse.
      3. Que traslade ayuda potencial: siempre el… “para lo que haga falta” sincero y predispuesto.

Para todo ello y además, será imprescindible no caer en ninguno de los siguientes peligros en la relación interpersonal:

      • Prejuicio: ya sé lo que saben, sienten y quieren los demás.
      • Arrogancia: no necesito saber lo que saben, sienten y quieren los demás.
      • Indiferencia: no me interesa saber lo que saben, sienten y quieren los demás.
      • Control: no quiero que los demás sepan lo que yo sé, siento y quiero.

Además habría que hacer notar que la conexión es un asunto que excede a lo que decimos, pues la palabra no es lo suficientemente poderosa y omnicomprensiva para contemplar “fotográficamente” todo lo que pretendemos expresar. Generalmente es a partir de todas nuestras manifestaciones conductuales como nos interrelacionamos, siendo las responsables del mayor o menor grado de proximidad o lejanía que finalmente consigamos establecer con los demás.

Esto mismo lo sintetiza y estructura Maxwell, definiendo los cuatro componentes básicos de la conexión:

      1. Conexión Verbal: es necesario expresarse con propiedad, tal y como aseguraba Mark Twain al decir que… “La diferencia entre la palabra correcta y la casi correcta es la misma que la existente entre la luciérnaga y el relámpago”.
      2. Conexión Visual: la mayor parte de lo que se interpreta de nuestro mensaje viene determinado por nuestra expresión gestual que, además de todos los movimientos corporales (incluida la mirada), también contempla la imagen personal.
      3. Conexión Intelectual: adecuar siempre nuestro mensaje al nivel de nuestro interlocutor lo hará más comprensible e interesante para él.
      4. Conexión Emocional: mostrar una actitud ambivalente (receptiva / proactiva) según la ocasión, facilita los canales de encuentro sensorial con los demás al eliminar las habituales barreras de precaución relacional.

Sin duda, puede realmente haber un más allá de la comunicación llamado conexión que, a la par de trasladar el mensaje, es capaz de acercar emocionalmente a las personas a pesar de las virtuales distancias electrónicas que hoy parece todo lo dominan en nuestra relación… 

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro